jueves, 2 de septiembre de 2010

Bostezo

Llevandose la mano a la boca, bostezó, llevaba varias horas esperando a entrar. Se sentía en el ambiente una sensación de agobio. la silla donde estaba sentado se repetía a lo largo de un tubo de metal, en seis repeticiones. Era de plástico negro, y de reojo siempre veía la sombra de una de esas sillas lo cual le causaba bastante desasociego, pues esta silla siempre le parecía que fuera alguien que lo estaba acechando. Bajo la silla se sostenía el pasillo rematado por una recepción con una mujer sentada leyendo una revista en las mismas condiciones, bostezando igual. El escritorio, escueto, ostentaba un teléfono como quebrantador único de la monotonía que dirigía esta superficie que al trepar a bruptamente verticalmente cambiaba de color y continuaba en direcciones opuestas, encerrandolo todo en una agobiante espacio. de esta pared colgaba un bombillo de luz titilante, como si estuviera en los estertores de su agonía sufriendo infinitamente por escupir los últimos fragmentos de aquella luz que casi se le iba de sus manos, iluminando una puerta entreabierta de la que salían sonidos calmos y pausados. De vez en tanto unos pasos cambiaban la textura de la piel del hombre que esperaba, poniendose ligeramente brillante a causa del sudor que se asomaba, esperando poder levantarse y entrar por fin. Los pasos de pronto se silenciaban haciendo relajar los sentidos del hombre de nuevo y sumiéndolo en sus pensamientos. entró aire en los pulmones de un hombre que esperaba, en violenta e incontrolable reacción al adormecimiento que su cerebro intentaba suprimir con el bostezo, una mancha negra, parte de la silla del lado en la que estaba sentado se le asemejaba, vista con el rabillo del ojo, a alguien que estuviera vijilándolo. Miró pausadamente al otro lado, la recepcionista que lo había dejado entrar leía una revista, única distracción de la monotonía de aquel escritorio pobremente amoblado, con tan solo un teléfono sobre el. Un sonido de pasos leves llegan hasta el oido de ambos, salen de la puerta por la cual espera entrar, que está entrabierta. Se prepara para ponerse de pié y entrar, pero el sonido de pasos se pierde gradualmente hasta cesar. Decepcionado se acomoda nuevamente sobre su silla de plástico, y bosteza.

lunes, 26 de julio de 2010

Promesa

Me prometo a mi en este instante, en la intimidad de mi blog, que escribiré algo de la historia una vez por semana...

domingo, 20 de junio de 2010

Capítulo II (Rev 0)

La fria noche susurra sus voces acariciando la hierba que crece a los lados de una carretera solitaria. La luna en lo alto ilumina los arboles callados, y se filtra hasta tocar el piso, disminuida.

La carretera discurre atravezando por el corazón de éste bosque silencioso, como dormido. Como si un depredador rondara los alrededores, silenciandolo todo con su precencia. El pavimento, sin embargo, inertemente soportaba el constante golpeteo de unos pasos de una criatura corriendo desorientada.

Paso tras paso aquellos pies interrumpían la solemne tranquilidad del bosque.

Una respiración agitada y unos ojos perdidos deambulaban aterrorizados buscandose en la noche, penetrando con ojos abiertos como platos la oscuridad tenuemente desvelada por la luna que rebotaba de los árboles.

La camisa empapada se pegaba el pecho que se convulsionaba en una lucha sin fin por buscar aire, rítmicamente ahogado y con el corazón hecho pedazos de tanto palpitar. Las piernas le pesaban como barras de acero incandescente. el frio de la noche hacía burla de el.

desde hace cuanto que corro? mi cuerpo me dice que más del tiempo necesario. Pero no puedo detenerme, no ahora. Mi cuerpo grita que no me detenga, aunque me siento morir, el pánico impulsa mi pie a moverse una vez más en cada paso.
De repente recuerdo haber estado en ése ascensor, aquella bella mujer, que pasó con ella.
tantas dudas en mi cabeza, siento que mi cabeza estalla.
De nuevo mis sentido se agudizan.

hasta mi nariz llega el olor a pino de cada árbol a kilómetros de distancia, cada hoja con sus matices diferentes, las gotas de rocío que apenas se forman en las telarañas que huelen a polillas volando erráticas, con su constante zumbido y sus alas golpeando el cielo de color ligeramente azulado al atravezar por ellas la luz de la luna. Mis sentidos pierden una vez más forma y se transforman en uno solo. Todo se mezcla en un torbellino enloquecedor, y mi cuerpo se siente poderoso.

no existe cansancio, cada paso se vuelve más largo. De repente un estallido de luz.
La luz de cada estrella nublan mi vista, tanta luz que me ciega, sin embargo puedo discernir cada una de ellas y su forma. La sensación de poder se hace cada vez más grande y siento que ya mi cuerpo no soportará la locura que me inunda.

Mis ojos se abren y siento mi cuerpo temblando de frio sobre un charco de sudor y de sangre. La cabeza me duele. una herida en la frente es la fuente de esa sangre, que se ve negra bañada por la luz de la luna.

- levántate escoria!
Quedo perificado al sentir una voz que me insta a pararme, y de un respingo, lo hago.

Un hombre parado, con una mirada tan profunda como la misma noche, atravieza mi pecho como dos dagas plateadas. un gabán negro de cuero cubre su espalda.

con un gesto sutil de su mano corre uno de los lados de su gabán, dejando ver la tsuba de una katana. INstantáneamente sus ojos se vuelven fieros, y un miedo de muerte recorre mi espalda, destabilizandome. mis rodillas ceden ante aquella fuerza irresistible y caigo como una plomada.

- no mereces vivir entre nosotros. Sin embargo esta no será la noche en que mi acero cene de tu sangre.

en un instante desapareció, y mi cuerpo cayó de lado. sobre el frio pavimento. no era miedo lo que sentía, era como si mi cuerpo hubiera decidido escuchar a aquel monstruo, mi cuerpo había sido forzado a abandonar mis ordenes.
El cielo en llamas se comenzaba a dejar ver en esta zona del mundo, con sus colores rojizos comenzaba a depejar los dominios efímeros de la luna. luz que fuera reconfortante otrora, producía en mí cierto desasociego, algo malo estaba por ocurrir.

Entonces de nuevo, y sin aviso mis sentidos comenzaron a agudizarse de nuevo. Cada vez que sucedía sentía que me tomaba menos tiempo perder la razón, cada vez me ganaba la locura con menos esfuerzo. Un ruido de neumáticos chirriando despejó mi cerebro en un instante, y vi como de una camioneta se bajaban dos hombres vestidos de manera extraña. Un espasmo se apoderó de cada músculo de mi cuerpo, y la luz lentamente se desvaneció de mis ojos.

domingo, 18 de abril de 2010

Capítulo I - Nacimiento

Un sonido se mueve en mi cabeza, y lentamente abro mis ojos, me encuentro en una habitación que no reconozco. Con mis sentidos aún dormidos y la cabeza pesada comienzo a examinar mi cuerpo. Me descubro parcialmente desnudo, salvo por una bata de cirugía que no deja mucho a la imaginación, mi cuerpo que se siente frío y mi piel que se ve cadavéricamente azul. Me doy cuenta que sobre lo que me encuentro acostado es una mesa metálica que ocupa el centro de una habitación, iluminada tenuemente por una luz roja que no logro descifrar. No recuerdo haber llegado hasta allá, y miles de preguntas asaltan mi recientemente despierta consciencia. ¿Tuve un accidente? no recuerdo haber estado en un accidente en toda mi vida, lo último que recuerdo es… ¿dónde estoy? ¿Dónde debería estar? Parece que he perdido la memoria. Siempre había creído que las historias de gente que sufre amnesia eran solo mitos, creados para hacer interesantes las historias fantásticas de las series de televisión y las novelas que ven las señoras en la tarde. No tengo recuerdos sobre nada anterior a esto, solo una leve sospecha de que existo. Me siento como un recién nacido, vulnerable en un mundo desconocido, iniciando un camino que no escogí. Sin recuerdos no tengo evidencias que sustenten que he existido. No recuerdo ninguna familia, ningún amigo, nadie con quien haya hablado antes, pero sin embargo comprendo las ideas abstractas que encierran estos conceptos. Entre las dudas y terrores que se comenzaban a despertar en mi cerebro, seguía constante la sensación de un frio creciente, única prueba de yo que existía, pero por mucho que quisiera conservar esa sensación, en algún momento debería levantarme, de lo contrario mi cuerpo se enfriaría cada vez más, y sería cierto que no existiría más.

Me levanto con gran esfuerzo, mi cuerpo se siente extraño, difícil de controlar. Atribuyo esto al frio que se ha apoderado de mi cuerpo. Me siento en la camilla con las piernas colgando, muevo los brazos y todo mi cuerpo para que entre en calor, los movimientos se sienten más que torpes, como si no supiera controlar mis propias extremidades. A medida que mi cabeza se siente más despejada, un pequeño murmullo se va metiendo por mis oídos, pequeño murmullo que va creciendo, un ruido extraño me perfora la cabeza como un taladro de dentista. Siento ensordecedoras voces, aullidos; y luego se suman a este complot auditivo miles de olores, cada uno tan específico que abruma mis sentidos por sí solo, luego mi piel, que se siente en llamas, cada ligera brisa aporrea mi piel como papel de lija. Un festín de sentidos que bastarían para enloquecer a cualquiera, y empeora cuando los sentidos comienzan a mezclarse, comienzo a oler sonidos a ver olores, escuchar imágenes, mi cerebro confundido no descifra todo eso, quiere gritar. El mundo comienza a perder consistencia y siento que me desmayo. Mientras caigo al piso ideas se agitan como relámpagos en mi cabeza, pasando tan deprisa que no logro ver ninguna. Caigo al piso con un golpe seco que ni siquiera siento, mientras que el tiempo se detiene y mi realidad se transforma en una espiral de sentidos indistinguibles. Una sensación de fuerza descomunal y locura recorre mi consciencia, así es mi consciencia se desdibuja, y parece que voy a perder la razón. Sin embargo de algún lugar surge una fuerza que logra apaciguar mis sentidos desbocados, como un chorro de agua fría, me regresa de golpe a mis cabales. Abro de nuevo los ojos y me encuentro en el piso sobre un charco nauseabundo de vomito y sudor. Al menos ya no sentía frio. Continuar

Escribiré

Comienza justo ahora la necesidad de escribir nuevamente. Continuar la historia que llevo unos 7 meses dormida.