Detrás de su máscara, mantenida por necesidad más que por ignorancia, crujen los dientes negros y podridos que mastican a paso lento nuestra cordura, locura el espejo, nosotros el reflejo roto...
Fanasías diurnas, frio nocturno, cerebros diluidos entre cada cierre del émbolo maldito, aferrandose a cualquier fantasía, pasando por el ojo de viejas agujas. Y así evitando la realidad, solo mirando a los ojos la máscara de ojos muertos, tan bien dibujados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Si tan solo recordara de donde cayó todo este manantial de letras tan oscuras... no recuerdo como sonaban aquellas notas
Entendido completamente
Publicar un comentario