sábado, 6 de septiembre de 2008

Colegiala

Colegiala, tu cuerpo cuenta inocencia, tu voz y tu mirada cuenta otra historia de imágenes y deseos que no conozco. Mis ojos van clandestinos por tu sensible cuello, que se eriza y siente tan solo con olerlo, siguen caminando estos ojos voyeristas por tus hombros bajan un poco más y realizan el conocido giro abrupto que pasa entre tu piel y tu ropa, cualquier pista es un grito para delinear esos pechos pequeños, desconocida fruta. Finalmente por la gravedad caen por tu cintura delgada se marca tu ombligo invisible, llego a los pliegues de mis deseos, esos pliegues que coquetamente muestran las delgadas, delicadas, lisas piernas, infinitas piernas. Finalmente llegan, inesperadamente terminan en unas medias que inútilmente pelean con la gravedad, y se incrustan obstinadamente en esos zapaticos de colegio. Extasiado ya por la travesía de mis ojos, miro finalmente a los ojos de la ajena colegiala mía, y me examinan con recelo, mi gesto debe ser de susto o de preocupación, porque detrás de la mirada hay una sonrisa. No te molestó que mi mirada escrutara tu joven y provocativo cuerpo.

Julio 27/2008

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