lunes, 8 de septiembre de 2008

La máscara

En una ocasión vi un payaso pintado y que en su rostro existía una sonrisa, de hecho coexistía con una lágrima; pero esa sonrisa tan solo camuflaba un sollozo y una ilusión perdida. La lágrima se perdió tras esa máscara en forma de candado y en forma de sonrisa. Y la ilusión se perdió cuando las puertas del corazón se cerraron para no sentir nunca más, se cerraron convenientemente con un candado en forma de máscara.

Máscara, regresas de improviso, te adueñas de mi esencia, de mi. Tú seguiste invariable, el que cambió fui yo. Tanto perdí la costumbre de ti, que me estorbas, máscara, supongo que es cuestión de acostumbrarse.

Agosto 4 - Septiembre 8 / 2008

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