jueves, 18 de septiembre de 2008

Crisis literaria

Escribo en este día atípicamente gris solo para mostrarme que las letras siguen respirando.

Por alguna extraña razón, que sin ser extraña a mi, y que sin ser desconocida, he sentido que la poesidad sigue moviéndose. Es cierto que tiene una grieta, pero no he dejado de sentir. Aunque creo que aún no estoy listo para derramar un poco de poesía en las hojas, porque de nada han servido relámpagos fulgurantes, guayacanes florecidos, ojos cálidos y profundos, emociones de seres olvidados, piraguas de arena en el río, de nada ha servido una lagrima mezclada con lluvia; no ha sido del todo suficiente para conmover mi mano a escribir. Creo necesitar nueva musa.

Necesito una musa que sea tan impactante como un guayacán florecido, noble y hermoso, necesito que sea tan solo una musa, que me deslumbre con sus cosas que no conozco, que sea como el chocolate, que sea siempre dulce pero inapreciable hasta no probarla.

¿Será que si necesito una musa?

No hay comentarios: